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martes, 29 de enero de 2013


Joan R Ferré  Querol
DISUÉLVANSE  (Breve cabreo de media tarde)
DISOLVERSeparar, desunir lo que estaba unido de cualquier modo. Disolver el matrimonio, las Cortes. U. t. c. prnl. Disolverse una sociedad.
(2ª acepción del Diccionario de la RAE, en su vigésima edición)
Añado yo,  como sociedad a disolver,  los partidos políticos por ejemplo, puesto que de ello quiero tratar hoy.
Seguro que han adivinado ya el sentido de mi reflexión. No podemos más, señores POLÍTICOS. Estamos hasta el cogollito de contemplar el lamentable espectáculo que cada día nos ofrecen con su comedia de pacotilla.
El presidente Rajoy no sabe nada de malversación ni de desvío de fondos. Cómo antes tampoco lo supieron ni Felipe González, ni José Maria Aznar, ni  el presidente Zapatero. Ni siquiera se enteraron nuestros más cercanos Zaplana, Olivas y Camps. A los sufridos contribuyentes, al final, nos da igual si sabían o no sabían lo que pasaba en su casa. Si lo sabían y lo permitieron son tan ladrones como el que mete la mano, y si no se daban cuenta, con la que les caía, son más lelos que “el tonto los palotes”.
En cualquier caso, es un peligro permitirles manejar la cantidad ingente de recursos económicos que la legalidad fiscal pone en sus manos.
Los partidos políticos, asociaciones de representación social que generaciones de ciudadanos del mundo occidental suspiraban por formar, han acabado por representar una máquina de poder que tritura las más nobles voluntades de participación social.  En España sobre todo, dónde los chanchullos que han sabido armar para dotarse de recursos económicos,  les han desprestigiado de tal manera delante de la ciudadanía que ya no representan ninguno de los valores  con los que nacieron.
Disuelvan los partidos políticos y disuélvanse ustedes, hágannos el favor, y dedíquense sus miembros a cualquier oficio honrado que les permita mirar a los ojos a sus conciudadanos sin haber de justificarse. ¿Tanta satisfacción  les aportan sus cargos que les compensa todo el desprecio que les mostramos aquellos a quienes dicen servir?
No nos sirvan más, creánme. Sírvanse ustedes mismos, si no les basta aún,  y déjennos en paz.
Los políticos honrados, aquellos que realmente se creyeron que esto iba de trabajar por la comunidad, que sin duda los hay, váyanse a sus casas en paz y regresen con otro proyecto transparente, que no les haga parecer lo que no son.  Necesitamos de buenos gobernantes que aúnen las aspiraciones de la comunidad.
Los otros políticos, los que se han dedicado a lo que gente suponemos pero no nos dejan saber ni nos quieren explicar, los chorizos, ladrones, aprovechados, mafiosos, pandilleros, todos esos que se conocen como “políticos al servicio del aparato del partido” para su perpetuación en el poder, que no son nadie sin el grupo que les encumbró y que medraron a la sombra de personajillos más listos que inteligentes, tengan vergüenza torera y devuelvan lo que se llevaron. Sus paisanos necesitan todo lo que sustrajeron. Sus paisanos somos todos, gente hipotecada, en el paro, sin seguro de enfermedad, comerciantes sin clientes, ciudadanos con menos escuelas y hospitales, sin ayuda a la dependencia ni becas de comedor, sin posibilidad de trabajar ni futuro por imaginar.
¿Se imaginan lo bien que viviríamos en este país si nunca les hubiéramos conocido a ustedes?